El adiós que el estadio Santiago Bernabéu, complementado por el público y la propia plantilla, supone una de las mejores despedidas que el Real Madrid le hace a una de sus más grandes leyendas. Toni ha sido el claro ejemplo de jugador perfecto, leal, legendario, profesional y madridista. En sus 10 años en el Real Madrid nunca ha puesto una mala cara, siempre ha estado exento de polémica, y lo más importante, ha comandado y dirigido con una batuta inagotable el centro del campo blanco.
Antes del inicio del encuentro, como se tenía previsto, todo el estadio homenajeó al ‘8’ del Real Madrid. En primer lugar, la grada en la zona sur del estadio madridista le preparó un tifo en el que salía su foto, con el lema «Gracias, leyenda», y los 22 títulos conseguidos por el teutón a lo largo de esta década. Posteriormente, tras ser nombrado el último por el speaker, Kroos saltó al césped del Bernabéu por última vez, mientras sus compañeros le hicieron un pasillo, al igual que los futbolistas del Real Betis, y le ovacionaron.
JAVIER SORIANO / AFP via Getty Images
Kroos lidió las emociones como pudo en un partido en el que cada córner que sacaba, o cada vez que se acercaba a la afición, era prácticamente un homenaje, con toda la grada en pie aplaudiendo al alemán. Disputó los últimos minutos junto a su compañero y amigo de batallas, Luka Modric, por última vez. Luego llegó el momento de la despedida.
El momento del cambio y del adiós fue de pelos de punta. Kroos se marchaba y le esperaban sus hijos y su mujer a lágrima viva. Ahí se rompió un Toni nunca antes visto. Porque sí, el hombre de hielo tiene sentimientos, y era imposible no emocionarse. Al final del encuentro le esperaron abrazos, besos, manteo y una vuelta al estadio emotiva. «No es fácil, sólo puedo decir gracias al madridismo, al club, a mis compañeros, al estadio… Siempre me he sentido en casa en estos diez años, no podía pedir más, han sido diez años inolvidables», dijo Kroos en Realmadrid tv.